Vanessa Mientus está encuentra en un contenedor de obra calefactado, inclinada sobre unos planos, analizándolos atentamente. A su alrededor, un páramo y elementos de construcción en el medio de la nada. Su lugar de trabajo actual está a 30 kilómetros al suroeste de Ciudad de México. Mientus está construyendo un circuito de carreras cerca de la ciudad de Toluca, de unos 500.000 habitantes. Y no es cualquier circuito, es el México Speedway Drive Resort, una pista de lujo privada de acceso exclusivo para un club de 600 miembros (➜ Véase también: Más exclusivo imposible: superricos a toda velocidad).
El sitio aún no es ese patio de recreo para millonarios y multimillonarios que está destinado a ser. La siguiente sección se terminará en unas semanas, para lo que los empleados y las excavadoras trabajan sin descanso. Vanessa supervisa estas tareas desde su cargo de site manager.
Los circuitos de carreras son proyectos titánicos
La arquitecta alemana, de 39 años, ya ha trabajado en la gestión de la construcción de circuitos de Fórmula 1 en varios continentes. El diseño y la construcción de pistas de carreras es una de las disciplinas reinas del ámbito de la construcción. «Si se empieza de cero, se tarda más o menos un año y medio en pasar de los primeros bocetos a la inauguración de las instalaciones», afirma Mientus. Uno de los grandes inconvenientes es que casi todos los circuitos nuevos se construyen lejos de las ciudades debido al ruido que generan y a su tamaño. Por eso, hace falta crear una nueva infraestructura completa, con vías de acceso y suministro eléctrico.
La topografía, los límites del terreno o la cultura constructiva de la zona son algunos de los factores que más influyen en la arquitectura y el diseño de los circuitos. Y, por supuesto, también su finalidad. ¿Va a ser una pista genérica para utilizarla en varias competiciones de carreras o un autódromo especial? Las pistas de Fórmula Uno requieren rectas prolongadas y puntos de frenado brusco para que puedan producirse adelantamientos. Las pistas de motociclismo, por su parte, se caracterizan por tener muchas curvas abiertas (➜ léase también: La trayectoria ideal: 12 consejos para lograrla).
Mucho más que circuitos de carreras
«La planificación general debe incluir no sólo la propia pista de carreras, sino también la concepción del evento», explica Mientus. «¿Dónde se ponen los puestos de bebidas? ¿Dónde va el paddock? ¿Cómo está pensada la verja de seguridad? ¿Cómo se podrían despejar las gradas en ocho minutos si se produce una tormenta sin crear pánico masivo? ¿Y cómo pueden acceder y salir los espectadores del circuito de la forma más fluida posible?».
En general, las demandas de los visitantes han cambiado un montón, según Mientus. No solo vienen a ver la carrera. Quieren disfrutar de una experiencia de entretenimiento integral. «Hace 30 años, los espectadores compraban comida y algo de bebida. Ahora, además de las carreras de coches, tienes la actuación de Justin Timberlake en un fin de semana de Fórmula 1. Para que eso pase, debe plantearse logísticamente con antelación», aclara Mientus.
Siempre tengo el plan maestro en mente. Encuentro los fallos de concepto (o mejor dicho en este caso, los socavones) para solucionarlos y que todo funcione.
Socavones en el concepto
Como site manager del México Speedway Drive Resort, Mientus ejerce de enlace entre los inversores (que no tienen nada que ver con los coches de carreras), las empresas de construcción y los prestadores de servicios. Su trabajo es coordinar: «Siempre he tenido un plan maestro en mente», afirma. «Encuentro los fallos de concepto (o mejor dicho en este caso, los socavones) para solucionarlos y que todo funcione».
El plan general para este circuito ya estaba ahí cuando Mientus entró en el proyecto, pero no tardó en darle unas cuantas vueltas, ya que había muchas cosas poco adecuadas para el caso. Aun así, hay varios detalles que Mientus ajustará durante la fase de construcción, y numerosas cuestiones que habrá que rechazar, replantear, improvisar, acordar y solucionar. Tanta complejidad es todo un acicate para esta arquitecta perfeccionista.
Cuando la construcción finalice, en este terreno de 35 hectáreas se alzará un circuito de carreras de 3,8 kilómetros de longitud y unas 45 villas de lujo. De casa a la pista: un sueño para los miembros de la «jet set» más aficionados al motor. Pero ¿cómo acaba uno encargado de un proyecto así?
De la universidad al mundo de la Fórmula 1
El pistoletazo de salida se da en el año 2007, en la ciudad alemana de Aquisgrán, de 250.000 habitantes. Vanessa Mientus acaba de completar sus estudios de arquitectura y busca trabajo. Quiere conocer mundo, pero le llega una oferta de Hermann Tilke. Este ingeniero se dedica a diseñar y construir hoteles, centros comerciales y hospitales, y además lidera el mercado de la construcción de circuitos de carreras. Abu Dhabi, Malasia, Bahréin, Austin... casi todos los planos de los nuevos circuitos de Fórmula 1 los firma su empresa (➜ léase también: Los circuitos urbanos más espectaculares del mundo del automovilismo). La oferta es muy tentadora. Por eso Mientus decide quedarse en Aquisgrán, de momento.
Hasta ese momento, Mientus no había tenido ningún contacto con el automovilismo. Ahora, toda su vida profesional gira en torno a los coches, las curvas y el asfalto. Todo un desafío. A veces tiene que preguntar cosas, y mete la pata con cierta frecuencia. Por ejemplo, cuando pregunta durante una reunión por las «cosas esas rojas y blancas» del extremo de la pista. Se llaman bordes. Mientus no pasa vergüenza. Se va haciendo poco a poco con la materia, esforzándose al máximo, hasta comprender el último detalle.
Una mujer al volante
Algo que hace el trabajo de Mientus aún más difícil es el hecho de ser mujer. Las mujeres no solo están infrarrepresentadas en las carreras de Fórmula 1, sino también en la construcción de las pistas, especialmente en puestos directivos. La tecnología ya ha llegado de pleno al siglo XXI, pero parece que muchos de sus compañeros varones aún no. Los hay que la miran por encima del hombro y dudan de sus capacidades. A menudo ocurre que a Vanessa Mientus la confunden con la secretaría de alguien.
Es un combate enervante y agotador, especialmente en el plano psicológico. «Al acabar el trabajo he derramado alguna lagrimilla en el coche», confiesa. «Pero todo esto me hace ser más fuerte». El rol de la mujer excepcional que rompe con el régimen establecido resulta notablemente incómodo. Ella se pregunta por qué el género ha de causar tanta controversia. Al fin y al cabo, lo que importa es el nivel de competencia con el que se realiza el trabajo.
La primera carrera acelera el corazón
Cuando el primer coche de carreras recorrió las pistas de Fórmula 1 en el circuito Yas Marina de Abu Dhabi el 1 de noviembre de 2009 (el primer circuito en el que trabajó Mientus), Vanessa estaba viendo la televisión en Aquisgrán, llena de orgullo. Dice que ver el resultado de su trabajo durante tanto tiempo le acelera el corazón. Aun así, sigue asaltándole una duda: ¿debería dejar Aquisgrán y ver mundo?
En la primavera de 2014 se le presentó la oportunidad. Tenía que mudarse a Ciudad de México, e inmediatamente. El Autódromo Hermanos Rodríguez, donde se celebraba el Gran Premio de Fórmula 1 de México, debía despertar de su letargo tras más de 20 años de inactividad y reformarse para albergar de nuevo carreras de de primer nivel. Vanessa no tarda en darse cuenta de que, si quiere prosperar en su sector, debe aprovechar esta oportunidad.
Los primeros días en Ciudad de México la sobrepasan: el país es ruidoso, estimulante y caluroso. A Mientus le emociona la euforia de los mexicanos por el automovilismo, y no tarda de contagiarse de ese sentimiento. Con la misma rapidez, se sumerge en la cultura mejicana, aprende a organizarse y también a determinar cuándo y cómo sacar el máximo partido a su mentalidad de diseño alemana en la planificación de las instalaciones.
De dar un paso atrás al trabajo de sus sueños
Una vez que la remodelación del Autódromo Hermanos Rodríguez en México ha finalizado y se ha celebrado la carrera de Fórmula 1, Mientus debe volver a Aquisgrán. Aterriza de nuevo en Alemania en un día oscuro y lluvioso de noviembre. Mientus mira por la ventana desde su viejo escritorio, echa de menos México. La vuelta parece un paso atrás.
Decide ponerse a buscar trabajo en México, pero el mercado es muy reducido. Como mucho, en todo el mundo se construye un circuito cada uno o dos años, por eso estos proyectos millonarios están tan disputados. Para empeorar las cosas, muchos de ellos acaban parados, por ejemplo a causa de guerras. Últimamente, muchos países políticamente inestables han querido construir circuitos de Fórmula 1 con el objetivo de adquirir prestigio internacional mediante estos proyectos.
Sin embargo, de repente le llega una oferta: dirigir la construcción de un circuito de carreras. En México. Todo un sueño para Mientus.
El asfalto en sí es algo bastante soso, pero hace que se me acelere el ritmo cardíaco.
Segunda vuelta en México
Vanessa se presenta inmediatamente al puesto de site manager para la construcción del México Speedway Drive Resort, y la eligen para el trabajo. Tiene las mejores referencias, ha estado cuidando sus contactos y sabe cómo hacerse valer en este mundo dominado por los hombres. Sin embargo, tomar la decisión no le resultó nada fácil: «Tenía 35 años, y mientras mis amigos y conocidos en Alemania estaban casándose, teniendo hijos o construyéndose casas, yo decidí mudarme a México, y sin tener allí nada de nada». Riesgos en lugar de seguridad. Acepta la apuesta.
Después de tres años, Mientus vuelve a Ciudad de México para preparar la construcción del circuito de lujo en el que lleva trabajando más de un año. El trabajo implica también cambiar de lado: antes solía ejercer de prestadora de servicios, pero ahora será quien coordine, en nombre del cliente, el trabajo de las empresas que prestan esos servicios. Y totalmente sola, sin un equipo detrás con el que poder ponerse de acuerdo.
Además, Mientus se encarga de un segundo trabajo en paralelo a la construcción del club de carreras: la arquitecta de 39 años dirige las operaciones de circuito en el Autódromo Hermanos Rodríguez, la pista de Fórmula 1 de Ciudad de México en cuya remodelación trabajó años atrás. Su trabajo es velar porque todos los elementos previos a la carrera cumplan los requisitos de un evento de primer nivel, especialmente en cuestión de seguridad. También se encarga de esta tarea en solitario, y los nervios la invaden antes de cada carrera. «El corazón te va a mil, porque la responsabilidad es inmensa». Por eso lo comprueba todo mil veces, para asegurarse completamente de que no hay ningún problema.
Corazón de asfalto
Mientus por fin se ha trasladado al contenedor que le sirve de oficina en el sitio de construcción, algo que estaba deseando intensamente. Caminando con paso firme por entre las obras, va registrando el progreso de la construcción. «Cuando hay alguien más que se ocupa del trabajo en el ordenador, puedes salir, inspeccionar las obras, sacar fotos, escribir informes. En el sitio de construcción, una nunca se aburre». Cada día, Mientus recorre muchos kilómetros a pie bajo el sol Mexicano. Las instalaciones son gigantescas.
El México Speedway Drive Resort estará listo en poco más de un año. Al final, Mientus se ocupará también de las operaciones de circuito en esta pista. Decidirá cómo se usa el circuito, con qué intervalos y según qué normas. ¿Y después qué? Mientus niega con la mano. Hasta que el proyecto del Drive Resort no esté terminado y consolidado, no quiere pensar en el futuro.
«Me pondré con mi tesis doctoral en arquitectura, que lleva años en un cajón». Lo que está claro es que, haga lo que haga, tendrá aroma a asfalto. «El asfalto en sí es algo bastante soso», continúa Vanessa Mientus, «pero hace que se me acelere el ritmo cardíaco». Aunque le da bastante igual si gana Hamilton o gana Vettel.
Autor: Tanja Lemke, Markus Löblein; Fotos: Carlos Alvarez Montero
Imágenes satelitales publicadas con la autorización de Planet Labs Inc.