Nienke y Nick se conocieron – cómo no – en un viaje. Hace 13 años coincidieron en el mismo albergue de Australia y, desde entonces, no han dejado de viajar juntos. Antes de dedicarse por completo a escribir su blog de viaje, Nienke era maestra. Nick es arquitecto y también viaja mucho por trabajo cuando no acompaña a Nienke. Una vez al mes como mínimo les invade el espíritu viajero y se escapan de Ámsterdam.
La pandemia de COVID-19 cambió su forma de ver los viajes; desde entonces evitan los desplazamientos en avión en la medida de lo posible y se centran en la movilidad individual. El automóvil ha supuesto para ellos un nuevo modo de transporte que no solo ofrece una zona de confort cerrada, sino que también transforma por completo la idea de viajar y hace que el destino deje de ser el único punto del viaje.
Esta vez, los dos expertos viajeros, con miles de seguidores que se fían de sus recomendaciones, han visitado Oslo en un BMW iX. En este artículo comparten las impresiones que les ha dejado su primer viaje totalmente eléctrico.
¿Cómo preferís moveros cuando viajáis?
Nick: Depende del destino. A veces, la única opción es volar, pero procuramos evitarlo. Hay varios motivos para ello pero, sobre todo, es cuestión de sostenibilidad y flexibilidad. Preferimos ir en tren o en coche y explorar los países y ciudades que tenemos más cerca de casa. Lo bonito de viajar en coche es que el itinerario en sí mismo puede convertirse en una parte activa del viaje. No hay necesidad de llegar a un sitio en concreto para poder desconectar.
Nienke: Sabemos por propia experiencia que hay que dejar un margen suficiente en el itinerario para algún que otro desvío en el camino (➜ Leer más: Cosas para llevar de viaje a un road trip por Europa). Aunque me encanta planificarlo todo con precisión, es importante no atarse demasiado al plan y ser capaz de permitirte tomar otro rumbo si cambias de idea de forma espontánea. Y la mejor forma de hacerlo es con un coche.
¿Qué hace que un viaje sea inolvidable?
Nienke: Hay algunos temas fundamentales para nosotros en cualquier viaje, por ejemplo, la gastronomía, la cultura, el diseño y la arquitectura. También intentamos experimentar los sitios nuevos a conciencia con los cinco sentidos.
Apliquemos eso a vuestro viaje a Oslo. ¿Qué experimentasteis a través de vuestros sentidos?
Nick: Para mí, lo más llamativo de este viaje ha sido la experiencia auditiva. Dentro del vehículo hay un silencio increíble.
Nienke: Sí y, de repente, la música se percibe de un modo muy distinto cuando conduces sin el ruido del motor. También me senté una vez en el asiento de atrás y los altavoces del reposacabezas del BMW suenan de maravilla.
¿Qué os dijeron vuestros ojos?
Nienke: Por las montañas y los bosques y al estar justo al lado del mar, la ciudad parece muy abierta y espaciosa. Es algo que percibimos de inmediato, y el interior del BMW iX nos transmitió esa misma sensación. Lo que más me ha gustado del coche es, sin duda, el techo panorámico, porque me daba la impresión de que podía empaparme de la ciudad sin necesidad de salir del coche, sobre todo, cuando conducíamos por zonas de edificios más altos, como el nuevo distrito del «Barcode».
Nick: Sí. Creo que aquí entran en juego dos sentidos: la vista y el tacto, porque lo que veíamos, también lo palpábamos. Oslo es una ciudad muy rica en contrastes. Por ejemplo, tienes los distintos edificios de gran altura del distrito del «Barcode» a un lado y las típicas casas escandinavas de pescadores hechas de madera al otro. Eso significa que también puedes notar el contraste de los materiales mientras caminas con solo tocar la madera luminosa y las frías estructuras de acero y hormigón.
Y ¿a qué huele Oslo?
Nienke: El olor de la ciudad es como su sabor:muy internacional. Por ejemplo, estuvimos en un mercado de comida en «Mathallen» con gran variedad de especialidades de distintos países. En Oslo probamos unos platos modernos fantásticos, pero nadie que viaje a Escandinavia debería perderse el salmón local, los panecillos de canela y otros clásicos.
Nick: No olvidemos el olor del mar – un elemento omnipresente en Oslo. Y esta vez en concreto también flotaba en el aire el olor a coche nuevo (risas).
Y ¿qué tal conducir un BMW iX por la ciudad?
Nick: El coche nos lo puso todo muy fácil. No daba la sensación de ser demasiado grande para la ciudad, y los sistemas de asistencia (➜ Leer más: Sensores del coche: la base de los sistemas de ayuda) nos ahorraron el tener que estar pendientes de muchos detalles. Cuando hay tantas cosas sucediendo a tu alrededor, como suele ocurrir en las ciudades, resulta muy agradable contar con un vehículo tan fácil de conducir. Y, aunque no tiene una población de millones de habitantes, Oslo sigue siendo una ciudad muy grande. Pasamos poco tiempo allí pero, aun así, pudimos ver muchas cosas e incluso tuvimos la ocasión de subir a las montañas una vez para ver la puesta de sol sobre la ciudad.
Nienke: Con el display curvo, el Head-Up Display y las vistas tridimensionales para el aparcamiento, estar en el interior del BMW iX a veces era como estar en un videojuego. A mí me han encantado los controles por gestos que incluye el interior Shy Tech.
Nick: Me ha dejado muy impresionado lo sencillo que ha sido todo. La infraestructura de puntos de carga está creciendo a un ritmo muy rápido con Noruega a la cabeza, lógicamente. Cargar el BMW iX es casi tan fácil como cargar un smartphone. Los 40 minutos más o menos que se necesitan para cargar la batería al 80 por ciento pasan muy deprisa, sobre todo, cuando estás de viaje (➜ Leer más: Todo sobre la recarga del coche eléctrico en 10 pasos).
¿Esta escapada con el BMW iX ha cambiado vuestra perspectiva sobre los viajes?
Nienke: ¡Sin duda! Pienso mucho en el futuro de los viajes, sobre todo, en qué se puede hacer para viajar de forma más sostenible. Los viajes suelen implicar un coste para el clima, y eso se ha convertido en un dilema para mucha gente hasta el punto de que viajar ha acabado perdiendo parte de su encanto. Sin embargo, ahora que hemos constatado lo fácil que es viajar por Europa sin generar emisiones en un coche eléctrico, nuestra forma de ver los viajes en coche ha cambiado. Saber que hemos viajado de forma sostenible a pesar de usar un medio de transporte individual es bastante gratificante.
Nick: Al principio puede parecer un paso atrás, porque este tipo de viajes por carretera nos recuerda a la época de nuestros padres, cuando la gente solía viajar en coche y utilizar esos viejos mapas plegables. Sin embargo, el BMW iX está tan conectado que siempre disponíamos de información en tiempo real y sabíamos si había una carretera cortada o qué punto de carga nos venía mejor según la ruta. Además, con My BMW App (➜ Leer más: Conecte su vida) teníamos todos los datos del vehículo al alcance de la mano, incluso en medio de un paseo por la ciudad. Al llevar un blog, Nienke tiene que compartir muchas cosas sobre la marcha y estar siempre en línea. En este sentido, con el BMW iX no ha habido ningún problema.
¿Dónde veis potencial de cambio para que los viajes del futuro sean más sostenibles?
Nienke: Creo que en este mundo sumamente conectado en el que vivimos, el cambio vendrá impulsado principalmente por la tecnología y el diseño. Eso no solo repercutirá en productos aislados, sino también en un amplio abanico de ámbitos que están interconectados. Me refiero sobre todo a la circularidad (➜ Leer más: Sostenibilidad en cada coche que produce BMW) y al reciclaje de materiales. El diseño y la tecnología deben evolucionar para que esto pueda ocurrir y, así, las ventajas puedan repercutir en los viajes. Estas ventajas se podrían materializar en forma de hoteles construidos con materiales sostenibles, por ejemplo, o restaurantes que permitan dar una nueva dimensión a la horticultura urbana y, por tanto, a los alimentos de origen local.
- La Ópera de Oslo: no solo por su interés arquitectónico, sino también porque desde el tejado es posible disfrutar de la mejor vista de toda la ciudad.
- Zona de restaurantes de Mathallen: las personas que no sean de plato único pueden probar aquí y allá la amplia gama de comida callejera.
- Grünerløkka: este barrio hipster plagado de arte callejero es ideal para comprar artículos locales y vintage.
- Norsk Folkemuseum: aquí se puede aprender mucho sobre la historia de la arquitectura noruega, su pueblo y su cultura tradicional dando un paseo por un apacible paisaje.
- Museo del Fram: este increíble museo histórico situado en la península de Bygdøy permite a sus visitantes subir a bordo de un barco de exploración polar del siglo XIX.
- Aker Brygge: esta efervescente zona portuaria es impresionante tanto de día como de noche. Algunas de las cosas que se pueden hacer aquí son salir de cena, visitar el Museo de Arte Moderno Astrup Fearnley o embarcarse en un crucero para ver los fiordos noruegos.
Autor: Jelena Pecic; Fotos: Manuel Nagel