Cuando uno conoce al skater profesional Ishod Wair, hay algo que enseguida queda claro: los BMW le vuelven loco. En su casa de Los Ángeles, el logotipo y los colores de la marca están por todas partes: desde alfombras para coleccionistas del famoso artista Joshua Vides (➜ Leer más: Cuestión de trabajo y esfuerzo), hasta tablas de monopatín, tazas y la pared de encima del aparador, donde cuelgan perfectamente alineados tres pósteres enmarcados de modelos BMW antiguos. Wair es un entusiasta y no tiene ningún reparo en demostrarlo.
Sin embargo, Wair no se limita a los coches ni mucho menos. A principios de este año, por ejemplo, se subió a la pasarela del desfile de Verano/Otoño 2022 de Off White, la marca fundada por el difunto Virgil Abloh, durante la Semana de la Moda de París. El desfile atrajo a algunas de las más grandes figuras de la moda y otros ámbitos, entre ellas, celebrities de primer nivel como Naomi Campbell, Serena Williams, Kendall Jenner, Cindy Crawford y Gigi Hadid. Ver entre todas ellas a un skater profesional resultó bastante inusual. Para la mayoría de la gente, el trecho que separa la contracultura rebelde del skateboard de las radiantes pasarelas de uno de los mayores espectáculos de la moda de todo el planeta es sencillamente demasiado largo; un choque de culturas y estilos de vida que jamás debería ocurrir.
Aun así, parece extrañamente adecuado para Wair. Este joven de 30 años, natural de Nueva Jersey, hace tiempo que dejó de ser un skater profesional normal y corriente para convertirse en algo más. Es una de las pocas personas que alternan con naturalidad las barandillas y la alta costura, lo que lo convierte en alguien a quien observar para entender las rápidas corrientes subyacentes que han convertido la cultura callejera en un elemento crucial de un mundo por lo demás tan conservador como el de la moda.
«Empecé a montar en monopatín a los ocho años», nos cuenta Wair cuando nos proponemos averiguar dónde empezó todo. «Simplemente para pasar el rato. Poco después conocí a un amigo, Chris, mientras iba en monopatín calle abajo. Él también montaba en monopatín, y así empezó todo más o menos. 20 años después seguimos siendo amigos».
Wair nos cuenta que, al principio, su padre no quería que practicara skateboard, sino que jugara al baloncesto. El propio Wair aspiraba a ser psicólogo o cocinero. Esos fueron sus primeros sueños. Montar en monopatín, dice, era más bien un pasatiempo inocente y jamás soñó con poder ganarse la vida así.
Sin embargo, Wair siguió con el monopatín y pronto quedó claro que tenía un talento poco común. Empezó a presentarse a concursos y ganó su primera competición profesional a los 17 años. Con esa victoria vino un cheque de 100.000 dólares – y el despegue de una carrera profesional estable.
Su éxito se cimentó aún más cuando en 2013 ganó el codiciado título Skater del año de la revista Thrasher. Ya ha pasado casi una década y Wair no ha aflojado el ritmo. Al contrario, a principios de 2022 salieron al mercado sus exclusivas zapatillas para Nike Skateboarding, la submarca dedicada al skateboard del gigante estadounidense. Lanzar tu propio modelo de zapatillas de skateboard es un logro increíblemente difícil de alcanzar para cualquier persona del mundo del skateboard; una proeza reservada únicamente para los mejores y más famosos.
En el centro de todo, según Wair, está la invitación del skateboard a ser quienes somos y nada más. «Lo que siempre me ha gustado del skateboard es que es algo interno. Puedes hacer lo que quieras. No hay nada que esté bien o mal, no hay ninguna estructura real. Es pura libertad. Todo depende de ti y de tu interpretación de la diversión. Es algo del skateboard que me sigue encantando. Todo depende de ti».
Lo que siempre me ha gustado del skateboard es que es algo interno. Puedes hacer lo que quieras.
«Al principio ni siquiera me gustaban los coches», explica Wair cuando le preguntamos cómo le llevó la vida de los monopatines a los BMW.
«Mi primer coche era muy fiable. Lo compré porque mi madre creyó que debía tener uno. Pero cuando me mudé de Nueva Jersey a California, tuve que dejarlo. Y, si vives en Los Ángeles, como no tengas un coche para moverte de acá para allá, te quedas atrapado. Así que empecé a buscar otro».
Al darse cuenta de que por primera vez tenía libertad de elección, Wair se embarcó en su propia investigación para dar con el coche que de verdad quería. Pronto, su búsqueda se centró en los BMW Serie 3 vintage (E30). «Me parecía que eran superguapos», señala. «Esos BMW cuadrados me resultaban muy atractivos estéticamente».
Sin duda, el aspecto es importante, pero lo que realmente inclinó la balanza fue cuando Wair se puso al volante del BMW Serie 3 clásico, según revela. «Nunca antes había conducido un coche de cambio manual y no tenía ni idea de potencia», continúa. «Al final, encontré mi primer BMW, un BMW 325i de 1990 (➜ Leer más: La lógica tras la nomenclatura de BMW), y me di cuenta de lo que significa realmente conducir; notar las marchas, las vibraciones del coche y el asfalto bajo las ruedas. Estar tan conectado a algo te da una sensación increíble, casi indescriptible. Me quedé en plan “¡guau, ahora lo entiendo!”».
Me di cuenta de lo que significa realmente conducir; notar las marchas, las vibraciones del coche y el asfalto bajo las ruedas. Te da una sensación increíble, casi indescriptible.
Como suele pasarnos a todos con nuestro primer coche, ese BMW 325i le brindó a Wair la oportunidad de aprender, pero también de vivir momentos que nunca olvidará.
«Mi primer recuerdo del BMW básicamente soy yo conduciendo de pena, aprendiendo a usar el cambio manual y quedándome atascado en los semáforos», ríe. «Pero algunos de mis mejores recuerdos también son dentro de ese coche. Como al conducir solo por un cañón a las cuatro de la madrugada a la luz de la luna con una gran sonrisa en la cara, o por las colinas de Malibú. Me encantó cada segundo que pasé en ese coche».
Por desgracia, su dicha no duraría eternamente. Después de haber disfrutado del BMW Serie 3 clásico y haber ido enamorándose cada vez más de él, un momento de mala suerte le asestó un duro golpe. Un día, a finales de 2021, mientras conducía por una pequeña carretera no muy lejos de su casa, otro conductor se le metió justo delante. Este percance hizo que Wair chocase con el costado del otro vehículo y su querido BMW 325i quedó siniestro total. La grabación de la dashcam demostró que Wair no cometió ninguna infracción pero, aun así, su preciado BMW se había echado a perder.
Lógicamente, Wair estaba abatido y, para colmo, se enfrentaba a un proceso largo (y posiblemente muy frustrante) para encontrar un sustituto adecuado.
Pero, entonces, la historia de amor entre Wair y BMW dio otro giro. BMW se enteró del incidente y se ofreció a ayudar a Wair a hacerse con un coche nuevo con el que poder volver a la carretera. Wair, por supuesto, se puso loco de contento.
«No me lo podía creer. Era todo lo que se podía pedir. Ni siquiera puedo expresar la alegría que me dio. Sigo sin poder creérmelo», confiesa Wair.
Poco después, gracias a los mecánicos especializados en BMW de Castro Motorsport – un taller de referencia para fans de BMW famosos de Los Ángeles – se inició la construcción. Y apenas un mes después, un deslumbrante BMW 318is de 1991 color Cosmo Black fiel a las especificaciones estaba listo para dejar el taller y entrar en la vida de Wair. Un auténtico sueño para cualquier coleccionista y un digno sucesor del BMW 325i – Wair estaba a punto de ponerse de nuevo al volante.
De vuelta a casa de Wair, entramos en el garaje y mira embelesado el BMW 318is del que ahora es propietario. Es evidente que se muere de ganas por salir a dar una vuelta con él.
«Los BMW son coches para conductores. Todo, el motor, los frenos, la suspensión, la maniobrabilidad – todo está tan equilibrado... Creo que eso es lo que le gusta a la gente de ellos», explica. «Tienen mucho estilo, pero también se conducen muy bien. Son potentes y formidables, pero, al mismo tiempo, no lo son. Todo está en equilibrio» (➜ Leer más: Prototipos de BMW que hay que conocer).
«¿Estoy obsesionado?», pregunta mientras llegamos al final de nuestra visita y nos preparamos para un poco de acción con el BMW 318is. «Supongo que tendría que decir que sí. Porque si pudiera construir y tener más, lo haría. Siempre».
Poco después nos encontramos en carretera, sintiendo el rugido del BMW 318is mientras pasamos por los lugares más emblemáticos de Los Ángeles: Hollywood Boulevard, Beverly Hills, Mulholland Drive… Estamos muy lejos de las pasarelas de París, pero al ver a Wair con una sonrisa de oreja a oreja y una mano en el volante absorbiéndolo todo, lo entendemos de repente: una vida imaginada así está para disfrutarla – y Wair es una de esas personas excepcionales que saben exactamente adónde dirigirse.
Algunos de mis mejores recuerdos también son dentro de ese coche. Como al conducir solo por un cañón a las cuatro de la madrugada a la luz de la luna con una gran sonrisa en la cara.
OBSESIONADOS POR BMW es una nueva serie sobre personas extraordinarias que comparten un denominador común: cada una de ellas es, a su manera, un fan incondicional de la marca BMW – con su propia historia que contar.
Permanezca atento al lanzamiento de más capítulos, próximamente en BMW.COM.
Autor: David Barnwell; Fotos: Daniel Nguyen; Vídeo: Chad Huff, Christian Bradl