Son las 7:00 de la mañana. Se levanta la niebla en las laderas del boscoso valle del autódromo de Salzburgring. El termómetro marca 9 grados Celsius, y llueve desde hace horas. El asfalto mojado resplandece a la luz del amanecer. Unas condiciones muy difíciles para el nuevo BMW i4 M50, que ya calienta motores en el garaje de la calle de boxes para salir a dar una vuelta. Sin embargo, para Charlie Martin, el atractivo reside precisamente en estas condiciones de conducción y en el exigente trazado del circuito. La piloto transgénero (➜ Leer más: Charlie Martin: diversidad en el mundo del motor) afronta los retos con determinación y curiosidad, y está dispuesta a someter a un examen minucioso el primer coche eléctrico deportivo de BMW i y BMW M.
Centrado desde el principio en el dinamismo de conducción
La piloto profesional británica recibe los últimos consejos e instrucciones de David Ferrufino, jefe de proyectos responsable del desarrollo del BMW i4 M50. La función Launch Control del modo Sport Boost, que permite la máxima aceleración en el arranque, es una de las funciones que se van a poner a prueba. Para Ferrufino, este vehículo eléctrico (➜ Leer más: Comparativa de eléctricos) ofrece la combinación ideal de máximo dinamismo y confort equilibrado dentro de su categoría. Ferrufino explica: «Durante la fase de desarrollo del chasis se prestó la máxima atención tanto a la precisión y la excelencia como a la idoneidad para el día a día y la comodidad en trayectos largos. El ADN del BMW i4 M50 tiene un carácter aún más deportivo que no deja nada que desear».
Charlie Martin da una vuelta de reconocimiento para hacerse una idea de los puntos más importantes del circuito y la trayectoria ideal. Después, todos los semáforos dan luz verde para comprobar el dinamismo, la tracción y el comportamiento de conducción del coche deportivo sobre el terreno. En cuestión de minutos ya no quedan zonas secas en la pista; la lluvia nos acompaña la mayor parte del tiempo, aumentando el grado de dificultad para el vehículo y la conductora.
Tomando como referencia cinco tramos destacados del circuito, el jefe de proyectos Ferrufino y la piloto de carreras profesional Charlie Martin explican a grandes rasgos los atributos del dinamismo de conducción en los que se ha centrado el desarrollo del BMW i4 M50 y lo claramente ventajosos que se revelan en el trazado de Salzburgring.
Curva EMCO: carrocería rígida y dirección perfecta
«A la hora de concretar el dinamismo de conducción hemos aprovechado la rigidez que debe presentar la caja de baterías para cumplir los requisitos de colisión. También hemos dado mucha rigidez a los ejes delantero y trasero mediante un panel de refuerzo en el eje delantero y un paquete de amortiguadores con muelles en el eje trasero», explica Ferrufino. «Gracias a ello, el flujo de fuerza se puede transferir con gran precisión y rapidez del eje delantero al eje trasero a través de la caja de baterías. El conductor percibe un vehículo muy ágil que responde con mucha rapidez a sus órdenes. Como resultado, el vehículo se desplaza como si circulara sobre raíles».
Esta precisión de la dirección en cada etapa de la pronunciada curva en S tras la salida de boxes, sobre todo en el umbral superior a la entrada y a la salida de la curva, es destacable, coincide Charlie Martin. «Al tomar una curva tan cerrada, me dejó impresionada el impecable giro del vehículo a pesar de que la pista estaba mojada. El BMW i4 M50 responde con gran precisión. No hay ningún desfase de tiempo entre el movimiento del volante, la suspensión y el contacto del neumático con el asfalto. El eje delantero tiene un agarre impresionante y me permite situar el vehículo justo donde quiero sin desviarse. Las ventajas de esta dirección tan precisa se dejan notar desde el principio en la curva Emco».
Curva Nockstein: la tracción es decisiva
Tras un pequeño tramo en línea recta viene la curva Nockstein (➜ Leer más: Así se conduce en las curvas), donde el enorme potencial de tracción, combinado con el gran dinamismo del tren de potencia, acentúa especialmente las ventajas deportivas del BMW i4 M50, según relata Ferrufino.
«El objetivo principal del estabilizador es modificar la rigidez de rodadura del eje en el que está montado. La relación de rigidez de balanceo entre el eje delantero y el trasero influye en el equilibrio del coche, especialmente en la tendencia al subviraje o al sobreviraje», añade Charlie Martin, que también destaca la especial tracción del BMW i4 M50 en la larga curva. «En la curva Nockstein puedo jugar con el equilibrio del coche. Aquí se va a mucha velocidad y enseguida es posible aprovechar los CV de potencia del motor eléctrico. El agarre de los neumáticos me empuja hacia delante a la salida de la curva, y eso me transmite una buena sensación de dirección. La tracción es tan impresionante que parece una alfombra magnética. Esto se debe a que confío en anticipar mi trayectoria de conducción mientras uso la potencia del motor eléctrico – incluso en condiciones de humedad. De hecho, puedo forzar los límites más de lo que hubiera creído posible y circular aún más rápido a la salida de la curva».
Curva este: dinamismo de conducción en todas sus vertientes
«Para aprovechar sus puntos fuertes en la curva este, un vehículo debe ofrecer un control perfecto en cualquier situación de conducción, independientemente de influencias externas como la lluvia u obstáculos específicos de la calzada como baches y bordillos», explica Ferrufino. «En este caso es decisivo poder contar con una dirección precisa y una transición inmediata de la frenada a la aceleración como la que ofrece el BMW i4 M50. Lo que experimenta el conductor es la ligereza del vehículo. Ofrece una horquilla muy amplia, desde una marcha muy cómoda y silenciosa en desplazamientos cotidianos hasta una circulación ambiciosa en viajes interurbanos – o incluso en una vuelta rápida al circuito de Salzburgring».
Charlie Martin hace énfasis en la rigidez del chasis y la suspensión. «En este tramo, el coche tiene que mantener la compostura, cabecear o ladearse lo menos posible, porque hay que poder confiar en el chasis. Gracias a esta estabilidad y aplomo, la sensación es muy sólida y precisa al volante al tomar la curva este, que se recorre a velocidad máxima en una larga combinación izquierda-derecha».
Innovación técnica en el vehículo en sí y en su presentación: con el modelo tridimensional animado podrá familiarizarse con los entresijos técnicos del BMW i4 M50. Haga clic en los principales componentes que permiten el especial dinamismo de conducción eléctrico para acceder a una presentación virtual completa y muy interesante.
Curva del paddock: superioridad gracias al accionamiento eléctrico
El gran reto a la hora de desarrollar el coche eléctrico BMW i4 en comparación con los vehículos con motor de combustión fue compensar el peso extra de la batería de 561 kg. Para Ferrufino, esto supuso tanto una oportunidad como una tarea fascinante que se resolvió con trabajo en equipo. «Un buen ejemplo es el uso de la batería como elemento central de la carrocería. La rigidez de la caja de baterías permite transmitir el flujo de fuerza del accionamiento eléctrico con gran precisión y rapidez».
Charlie Martin sabe lo valiosa que es esa agilidad. «La curva del paddock es un tramo muy intenso porque te aproximas a gran velocidad, frenas con fuerza y bajas varias marchas. Es muy fácil que el coche se salga de la pista y el piloto pierda el control. Con el BMW i4 M50 no tengo que preocuparme de bajar de marcha; solo de la trayectoria y del freno. Sin el ruido de un motor de combustión como referencia, mis sentidos están totalmente puestos en la respuesta de la dirección y el chasis, lo que significa que me concentro aún más en la sintonía del vehículo y encuentro el equilibrio perfecto para una velocidad máxima a la entrada de la curva. El coche me ha vuelto a sorprender por su ligereza».
Chicane: trayectoria ideal gracias a la aceleración
La chicane, que encadena una sucesión de giros izquierda-derecha-izquierda, vuelve a exigirlo todo del vehículo y del conductor. «Para superar retos como este con deportividad eléctrica, en el BMW i4 M50 entran en acción varios componentes para un dinamismo de conducción electrizante», explica Ferrufino. ¿Cómo se logra este dinamismo? Entre otras cosas, gracias a la suspensión deportiva M adaptativa, a un centro de gravedad más bajo y a un paquete de puntales con un 70 por ciento más de rigidez en comparación con el Serie 3. También se utiliza una geometría de ejes modificada con una vía 26 mm más ancha en el eje delantero y 12 mm más ancha en el eje trasero, el limitador de deslizamiento de la rueda más cercana al actuador ARB-X con un control del par motor 10 veces más rápido y un flap Gurney, una tira de aluminio montada en el alerón trasero para aumentar la carga vertical adicional.
Charlie Martin recalca que el factor decisivo en la chicane ces una gran aceleración a la salida de las curvas cerradas. «El vehículo controla con precisión los cambios de dirección manteniendo un excelente agarre en el eje delantero, mejor de lo que habría esperado de un modelo con tracción a las cuatro ruedas. En la chicane es importante mantener la velocidad mínima entre las curvas. Con el BMW i4 M50 no hace falta subir y bajar entre segunda y tercera en ningún momento, siempre tienes la posibilidad de acelerar de forma instantánea. Sin lugar a dudas, esto le aporta ventajas al conductor en comparación con un motor de combustión; la elasticidad del desarrollo de potencia es algo que hay que vivir».
Compartir el placer de conducir
Son las 6 de la tarde, la prueba de conducción ha terminado. Bajo una lluvia torrencial, la pista de carreras brilla a la luz de la calle de boxes mientras el vehículo se adentra en el garaje seco. El jefe de proyectos escucha con curiosidad las impresiones que se ha formado Charlie Martin mientras conducía.
Para Ferrufino se trata de un momento muy especial: «Lo mejor para un jefe de proyectos y para todos los que trabajamos en BMW, es poder dar una alegría a clientes y aficionados con nuestros productos, que llevan tres, cuatro o incluso más años de trabajo de desarrollo. Disfrutar de la prueba de conducción de una piloto de carreras tan apasionada como Charlie Martin y conocer su opinión directa es muy emocionante».
Cuando se apagan las últimas luces del circuito, Charlie Martin echa a andar; la próxima cita, la próxima carrera, la espera. Lanza una última y larga mirada al BMW i4 M50 para despedirse. Sin decir nada. Aunque se puede, no siempre es necesario verbalizar el placer de conducir. La expresión facial dice más que mil palabras.
Autor: Markus Löblein; Fotos: Yannick Wolff; Vídeo: Yannick Wolff, Patrick Zander