Astaná
Kazajstán
«Estación espacial en la estepa», así llamó el periódico británico Guardian a Astaná. Y la CNN denominó la capital de Kazajstán como «la capital más extraña del mundo». Simplemente la ubicación de la ciudad nos recuerda a estereotipos de ficticias ciudades del espacio: en mitad de la nada se erige de repente Astaná como una ciudad de ensueño repleta de arquitectura futurista. Astaná tiene más de un millón de habitantes, pero su diseño de proporciones faraónicas hace que las calles que discurren entre los rascacielos parezcan tierra inerte. Esto refuerza aún más el aura surrealista de Astaná.
La construcción más conocida es la torre Bajterek con 105 metros de altura. Guarda un parecido razonable con el trofeo del mundial de la FIFA, pero debería recordar a un huevo posado por la legendaria ave Samruk en el árbol de la vida. Norman Foster, eminencia de la arquitectura futurista, también ha dejado su huella inmortal en Astaná: erigió la Khan Shatyr, una carpa translúcida de 150 metros de altura que se extiende sobre un área mayor que 10 campos de fútbol y aloja un colosal centro comercial y un parque acuático. A nadie le extrañaría si el consejo espacial decidiese aquí sobre el devenir de los habitantes de lejanas galaxias.
Ciudad de las Artes y de las Ciencias
Valencia, España
Al pensar en España, a muchos se les vienen a la cabeza las corridas de toros, el rey, las Ramblas y el Real Madrid. Pero España acoge también algunos de los mejores ejemplos de ciudades futuristas y edificios futuristas. En Valencia. La Ciudad de las Artes y las Ciencias es un complejo de parques y edificios futuristas que parece llegado de épocas futuras. El arquitecto español Santiago Calatrava diseñó, junto al imponente Palau de les Arts Reina Sofía, un museo de la ciencia interactivo, un enorme cine 3D con planetario y el acuario más grande de Europa. La Ciudad de las Artes y las Ciencias transforma Valencia en la ciudad del mañana. Ya no es necesario viajar a lejanos planetas para ver una ciudad del futuro.
Ciudad amurallada de Kowloon
Hong Kong
El futuro no es siempre brillante y prometedor. Muchas películas de ciencia ficción nos transportaron también en el pasado a ciudades futuristas tenebrosas como la ciudad amurallada de Kowloon. En este antiguo barrio de Hong Kong vivían en los años 80 más de 33.000 personas en una superficie de tan solo 2,6 hectáreas, es decir, apenas 3,5 campos de fútbol. En los innumerables edificios de la ciudad amurallada reinaban la anarquía y la pobreza. Por las noches, Kowloon parecía un escenario de una película de Ridley Scott, en el que los replicantes huyen de sus cazadores.
Hoy ya no queda nada: la antigua ciudad del futuro más distópico «Kowloon Wall City» es desde mediados de los años 90 un parque urbano.
Amos Rex
Helsinki, Finlandia
A veces, el futuro no muestra su verdadera cara al exterior, sino hacia el interior. De esta manera, Amos Rex, una nueva edificación inaugurada en 2018 en Helsinki es considerado uno de los museos de arte moderno nuevos más innovadores del año. Y eso a pesar de que Amos Rex se emplaza en un edificio que data del año 1936.
El simbólico Lasipalatsi, con sus amplios ventanales, alberga oficinas, tiendas, restaurantes y un cine desde 1936. Y ahora también un museo, pero, subterráneo. En una plaza declarada patrimonio histórico situada detrás del Lasipalatsi, encontramos una serie de cúpulas, grandes y pequeñas, con enormes ojos de buey que invitan a asomarse al Amos Rex. A través de los ojos de buey es posible echar un vistazo al museo desde el exterior.
No obstante, a diferencia de lo que puede parecer desde fuera, dentro no encontraremos planeadores espaciales, sino que cientos de obras de arte esperan a volver a ser utilizadas a millones de años luz de distancia. Con su arquitectura futurista, el Amos Rex atesora desde obras de videoarte experimentales hasta piezas de arte moderno del siglo XX, pasando por reliquias de la antigüedad con una espléndida puesta en escena, simplemente extraordinario.